domingo, 18 de mayo de 2008

¿QUÉ PASA EN EL FONDO DEL ÁRTICO?

El Océano Ártico esconde en sus profundidades un inquietante legado. Como ha advertido de forma reciente Valentín Visotski, especialista en energía nuclear de la Academia de Ciencias de Rusia, estas aguas ocultan nada menos que 17.000 focos radiactivos, en su mayoría buques abandonados de la antigua flota de la Unión Soviética.

Un
informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) asegura que la Unión Soviética vertió desechos radiactivos de nivel elevado, medio y bajo en los mares de Kara y Barents entre 1959 y 1991, que comprendían, entre otros, seis reactores nucleares de submarino y un ensamblaje de protección procedente del reactor de un rompehielos que contenía combustible nuclear agotado.
Desde entonces, la investigación y los datos recogidos parecen indicar que no han migrado cantidades significativas de materiales radiactivos desde este vertedero. Pero, los riesgos principales pueden producirse a largo plazo, a medida que los contenedores se corroen.
Para Visotski, los focos que representan un mayor peligro son los submarinos soviéticos que naufragaron o fueron hundidos a profundidades de entre 30 y 100 metros con combustible nuclear a bordo. Algunos de esos submarinos llevan hasta 40 años hundidos en el fondo del mar y su retirada exigirá una inversión de alrededor de 450 millones de euros. Este científico piensa que el ecosistema del Ártico no se verá amenazado durante los próximos cien años por esas fuentes de radiactividad, pero advierte de la necesidad de realizar inspecciones periódicas.

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